De experimento a proyecto y de proyecto a realidad.
Escrito por: Daniel Eduardo Ortega.
Editado por: Nataly Velásquez.
En principio puede parecer un servicio de transporte fluvial, ya sea un barco, lancha, canoa o alguna embarcación la cual le permita a las personas migrar y cruzar fronteras marítimas de forma legal. Sin embargo, la Balsa Migratoria de Migración Colombia es una oficina flotante cuya función es brindar servicios integrales y hasta binacionales a usuarios que requieren adelantar los trámites de ingreso y egreso del país. Entre estos se incluyen, permisos de navegación y gestiones aduaneras, entre otros, de una forma mucho más fácil y práctica, convirtiéndose en un medio amable, eficaz y seguro, tanto para funcionarios como para personas extranjeras y colombianas que lleguen por agua o por tierra.
Actualmente existen dos balsas ubicadas en dos de los ríos principales de Colombia, una en el Río Orinoco limitando con Venezuela y la otra en el Río Amazonas en la triple frontera con Perú y Brasil. Cada una cuenta con todo el licenciamiento necesario y características sostenibles, desde paneles solares hasta conexión satelital, equipos de navegación y procesamiento de aguas para consumo y aguas residuales. Al ser móviles, estas balsas tienen una mejor capacidad de adaptación a la zona para su correcto funcionamiento y respeto con el medio ambiente, ya que la naturaleza tiene sus propias reglas y los ríos cambian constantemente su estado.
Todo esto partiendo de la experiencia diaria que viven los migrantes en las fronteras y haciendo referencia a la dificultad que conlleva llegar a los cascos urbanos para realizar los trámites migratorios, surge una idea que busca una conexión amigable entre países, un elemento que facilite el tránsito de las personas, llegando así a un primer experimento el cual consistió en ubicar un punto migratorio en un lugar poco común y sobre una de las fronteras o divisiones más evidentes que nos puede brindar la naturaleza como lo son los ríos. Un experimento de una balsa artesanal la cual además de querer brindar una solución buscaba acogida social, lo que positivamente logró, pasando así de un experimento a un proyecto mucho más consolidado, que responde a las necesidades de un territorio y hace evidente que si en este lugar funciono, posiblemente podía pasar en otro, por lo cual se decidió ubicar otra balsa, convirtiendo el proyecto en una realidad apoyado por distintas entidades constructoras de barcos y elementos navales.
La construcción de las balsas fue analizada cuidadosamente, pues se debían tener en cuenta las necesidades de cada región y asimismo buscar una solución óptima que encajara con el territorio y con la comunidad. La armonía y el diálogo con la naturaleza que tanto caracteriza a estos lugares no se podía perder al imponer algún elemento foráneo que a futuro no se terminaría de acoplar a ellos.
Es allí donde Migración Colombia junto con las autoridades locales deciden realizar este proyecto inicialmente en el Río Amazonas, con ayuda de personas experimentadas en la construcción de balsas quienes podían garantizar un producto autosuficiente adecuado a las prioridades de la población y de la entidad.
Este proyecto realizado en diciembre del 2017 tuvo una inversión del Sistema General de Regalías (Entidad que busca distribuir correctamente los ingresos provenientes de la explotación de los recursos naturales) de 823 millones de pesos colombianos y beneficia a más de 75.000 personas al año. Es un punto en donde Migración Perú y Migración Colombia trabajan en conjunto permitiendo así que los viajeros puedan registrarse con su pasaporte o documento de identidad.
Por otro lado, en el año 2020 y ubicada en el Río Orinoco se construye una nueva balsa llamada “Las Toninas” refiriéndose a los delfines que habitan sus aguas y brindando sentido de apropiación e identidad para los habitantes con el nombre de la misma.
Esta balsa de 140 m2 logra un nivel de modernidad superior, sin dejar de lado las necesidades locales. Cuenta con las comodidades básicas para que un funcionario pueda desarrollar su labor diariamente, además de una cafetería, oficinas, servicios sanitarios y un área en donde las personas puedan esperar a ser atendidas.
En la Balsa Las Toninas se ejerce un control migratorio fluvial y se atiende a más de 150 personas por jornada, tanto ciudadanos colombianos como provenientes de Venezuela.
Estas Balsas Migratorias brindan una mejor calidad de vida al disminuir los tiempos y costos que las personas tienen que cubrir en desplazamientos hasta los aeropuertos para realizar todas las diligencias relacionadas con el paso de un Estado a otro.
“La innovación y la comodidad son situaciones que nuestros usuarios aprecian bastante”
Humberto Velasquez Ardila, Subdirector de control migratorio de Migración Colombia, quién habló con Nathalie Mezza-Garcia, CEO de Seaphia. Te invitamos a descubrir más detalles sobre las Balsas Migratorias en nuestra entrevista del Floating Cities Show.
Está claro que el mundo está cambiando, la novedad que acarrea mejoras es la herramienta que más nos ayuda a encajar en este planeta de forma simbiótica. Políticamente existen fronteras pero éstas son menos palpables en el mundo físico. Hoy en día es normal que las familias tengan distintas nacionalidades, y la unificación que este proyecto puede proveer por medio de un servicio más ágil y sensible, puede ser clave para generar una hermandad entre países mucho más humana y provechosa para todas las partes.
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